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El escritor es el fundador de un lugar propio, heredero de los labradores de antaño pero en el terreno del lenguaje, cavadores de pozos y constructores de casas, los lectores son viajeros: circulan por tierras ajenas, nómadas dedicados a la caza furtiva en campos que no han escrito, arrebatando los bienes de Egipto para gozar de ellos. La escritura resiste al tiempo, acumula, almacena mediante el establecimiento de un lugar y multiplica su producción. La lectura no se garantiza con el desgaste del tiempo, no conserva la experiencia lograda, o lo hace mal, y cada uno de los lugares por donde pasa es la repetición del paraíso perdido.
Gigliano Cavallo: "Historia de la lectura"
El escritor es el...